domingo, 4 de diciembre de 2011

Varias líneas de investigación asocian a las manzanas y sus subproductos efectos protectores contra las enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad y cáncer

La manzana es una de las frutas que más posibilidades ofrece en la cocina: puede utilizarse como ingrediente principal o de acompañamiento en multitud de recetas, tanto tradicionales como exóticas. Además de la amplia gama de variedades de manzanas y sus alternativas culinarias, unas preparaciones y otras se adecuan de mejor manera a distintos trastornos o enfermedades: asada, para gastritis y úlceras; en compota, para el estreñimiento o la diarrea. La ciencia ha descubierto distintos modos para sacar provecho a todas las partes de la manzana, incluida la piel que se desperdicia tras distintas aplicaciones de la industria alimentaria, de la que se extraen compuestos como la fibra insoluble y potentes antioxidantes. La ciencia también desmonta la creencia popular de que comer una manzana de postre es igual de seguro para prevenir la caries que cepillarse los dientes.

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